Con el anuncio de Libra, la criptodivisa que servirá para hacer transacciones entre personas, pagar servicios y comprar productos desde Whatsapp y Messenger, Facebook se encamina a emitir su propia moneda y sumar así una nueva institución en lo que se asemeja a un “país virtual”, con sistemas, valores y “leyes” propias.
El experimento iniciado en 2004 por Mark Zuckerberg y un grupo de compañeros de clases para conectarse con amigos de la Universidad de Harvard se convirtió en 15 años en una plataforma de dimensiones descomunales e incidencia social, política y económica de carácter global. En el trayecto que devino en ese gigante multifacético, la red social fue mutando desde una simple herramienta de publicación a una compleja plataforma de servicios integrados, con un “Market” para vender y comprar (al estilo Mercado Libre), herramientas de educación virtual, bolsa de trabajo, aplicación de citas para encontrar parejas, espacios para emprendimientos, sistemas de emisión de video en vivo y más.
Para dimensionar el tamaño de la red social puede pensarse que si fuera un país, tendría más del doble de habitantes que China, la nación más populosa del mundo. Si fuera una religión, contaría con más adeptos que el cristianismo. Según sus últimos resultados financieros, más de 2.380 millones de usuarios de la red social se conectan al menos una vez por mes y más de 1.560 millones lo hacen cada día, números que crecieron un 8% interanual pese a los recurrentes escándalos en torno al manejo irresponsable que la empresa ejerce sobre la privacidad de las personas.
El “país Facebook” tiene dentro de su jurisdicción a Whatsapp, que con más de 1.500 millones de usuarios es el sistema de mensajería más usado del mundo, a Messenger (más de 1.300 millones) y a Instagram (más de 1.000 millones), entre otras. “Estimamos que un promedio de más de 2,1 billones de personas (2.100 millones) usan Facebook, Instagram, WhatsApp, o Messenger (nuestra “familia” de servicios) cada día”, precisó la empresa en ese informe cuatrimestral. En ese conjunto de plataformas cuyos tentáculos acarician todos los rincones del planeta las personas comparten su estados de ánimo y las fotos de sus hijos; manifiestan sus valores sociales y sus creencias; se informan; se comunican con sus amigos o sus gobernantes; crean grupos por afinidades, festejan sus cumpleaños, avisan cuando se van de vacaciones, compran, venden, opinan, trabajan y buscan pareja o empleo.
Si Facebook fuera un país, sería el que más influye sobre otros en materia electoral gracias a sus sistemas de publicidad algorítmica que, basados en la segmentación de las audiencias, permiten apuntar el mensaje adecuado a la audiencia correcta, como nunca antes había sucedido (una cualidad que comparte con Google, con el que domina el mercado publicitario mundial). Su “Indec” sería un organismo gigante, con censos silenciosos y permanentes que relevan gustos, miedos, emociones, creencias, relaciones, estados de ánimo; todo tipo de datos personales y cualquier otra “huella” que un sistema pueda recolectar, desde la forma de mover el mouse hasta la velocidad de tipeo, el número de tarjeta de crédito o el remanente de batería en el celular.
Ante semejante crecimiento, el “país Facebook” fue adoptando sus propias leyes, las “Normas comunitarias”, un compendio dinámico de reglas que por encima de las propias de cada país donde opera la empresa, determinan lo que se puede y no se puede publicar y que regulan temas como desnudez, bullying, abuso sexual infantil, discursos de odio, venta de drogas o de armas, propaganda terrorista, spam y violencia. Sus policías y jueces son un grupo de 15.000 moderadores que revisan los contenidos y, ante la falta de regulación o de capacidad estatal, administran de facto el derecho a la libertad de expresión.
Ahora llega Libra, una moneda respaldada en divisas como el dólar y el euro con la que el “país Facebook” se da una nueva institución soberana.
Pero ¿qué tendría que tener Facebook para poder ser definido como un país? “Tributación y control de fronteras. Eso hace que el Estado tenga jurisdicción”, explicó a la agencia Télam el economista y politólogo Eduardo Crespo, investigador de la Universidad Nacional de Moreno. Sin embargo, acá termina la comparación de Facebook con una nación porque, al final de cuentas, este país virtual que nos incluye a todos en realidad sí respeta instituciones soberanas, las de Estados Unidos, donde la firma tiene su sede central.
Alianzas
Facebook se ha aliado con otros 28 socios en una entidad con sede en Ginebra bautizada como Libra Association, que gestionará una nueva moneda digital, cuyo lanzamiento está previsto para el primer semestre de 2020.
Entre las firmas asociadas se encuentran nombres tan conocidos como Mastercard, Visa, Spotify, PayPal, eBay, Uber y Vodafone, así como empresas de capital riesgo como Andreessen Horowitz.
Facebook también ha creado una filial llamada Calibra, que ofrecerá carteras digitales para ahorrar, transferir y gastar criptomonedas Libra. Calibra estará conectada con las plataformas de mensajería de Facebook Messenger y WhatsApp, que ya cuentan con más de mil millones de usuarios, consignó la agencia internacional de noticias Reuters.
Temores
¿Qué pasa si Libra, respaldada por activos de moneda fiduciaria y que ofrece valor estable, empieza siendo útil para pagar por el café pero con el tiempo se vuelve el depósito de patrimonio preferido de la gente? ¿Qué significaría para la soberanía monetaria? Esas son las preguntas que se hacen en el mercado. Los analistas consideran que las características de la divisa creada por un conglomerado de 28 grandes empresas digitales puede poner en riesgo a los bancos centrales y, lo que es más preocupante, puede llegar a desatar una guerra monetaria global de posicionamiento sobre el “patrón dólar”.
Denominación
El nombre “Libra” se inspira en las medidas de peso romanas, el signo astrológico de la justicia y la palabra francesa para la libertad, dijo David Marcus, un ex directivo de PayPal a cargo del proyecto para Facebook. “Libertad, justicia y dinero, que es exactamente lo que estamos tratando de hacer aquí”, acotó. Los ejecutivos de Facebook y otros socios de Libra tienen grandes aspiraciones, pues esperan que no solo se potencien las transacciones entre consumidores y empresas de todo el mundo, sino que también ofrezca acceso a servicios financieros por primera vez a muchas personas.
La empresa que fundó Mark Zuckerberg también apuesta a que Libra puede conseguir más ingresos para sus aplicaciones, algo que ya han logrado redes sociales chinas como WeChat.
Regulaciones
Legisladores estadounidenses solicitaron a Facebook que detenga el desarrollo de Libra hasta que el proyecto sea supervisado, un pedido de regulación que tuvo ecos en Francia y en el Reino Unido. “Dado el pasado problemático de la compañía, solicito que Facebook acepte una moratoria sobre cualquier movimiento hacia adelante para desarrollar una criptomoneda hasta que el Congreso y los reguladores tengan la oportunidad de examinar estos temas y tomar medidas”, afirmó la congresista (diputada) demócrata Maxine Waters, citada por la cadena BBC. La también presidenta de la Comisión de Servicios Financieros de la Cámara baja recordó el historial plagado de controversias que la red social tiene sobre el manejo de la privacidad de sus usuarios y solicitó que ejecutivos de la empresa vayan a declarar al Congreso.